Cada vez que abro esa nevera no puedo dejar de pensar en el mundo de los gatgets magnets.
La evolución de los souvenirs va a la par que la evolución del diseño y de la sociedad de consumo. Mi memoria arranca con esas muñecas flamencas o aquellos otros trajes tradicionales; pasamos por los platos con atracción turística esmaltada en dorado; y llegamos a las cucharas de plata u hojalata con la bandera o escudo del lugar. Ah! y me olvidaba de los dedales grabados que a más de uno alguna alergia o cangrena habrá provocado
En fin, a lo que iba… hoy en día nos encontramos con los magnets para neveras u otras superficies planas. Desde hace años pienso en ello pues mi santa madre es un target perfecto: uno de sus hijos le deleita con todo tipo de imanes absurdos, y a decir verdad, a cada cual más feo. La cuestión radica en que él lo concibe como un detalle, un recuerdo, una (de) muestra de esos lugares por los que viaja o pasa, y no cae en la cuenta que lo único que se puede defender del tema es el culto al kistch. Yo me pregunto, todo ese dinero que se gasta no podría invertirlo en otro detalle menos absurdo o más práctico? O algo más sencillo, no regarle nada?
Cuando empecé a revisar esas postales de los 70´s, de forma inconsciente, inicié mi culto al kistch creando mi particular concurso: siempre me llevo la mejor imagen entre todas las feas y siempre hay alguna amistad santa que la recibe como target perfecto…..

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